REVELACIÓN: Los planes confidenciales de la Casa Real holandesa para un funeral real


Un centenar de miembros del gobierno, la corte y las Fuerzas Armadas participó de los ensayos y preparativos para el eventual entierro de un miembro de la familia real.

Sin que hubieran trascendido detalles al público, a mediados de junio se llevó a cabo un importante ejercicio para un nuevo funeral de un miembro de la Familia Real de Holanda. De las reuniones, que se celebró durante dos días en el Palacio Noordeinde en La Haya, participaron unas cien personas involucradas que intercambiaron datos, repasaron tradiciones, compartieron visiones históricas y verificaron que el plan, que el gobierno holandés archiva bajo el nombre clave CP 100 (“CP” significa «contingency plan»), permanezca actualizado y listo para ser puesto en marcha en caso de que fallezca un miembro de alto nivel de la casa de Orange.

Las últimas ceremonias fúnebres de la dinastía Orange, celebradas en la Catedral Nueva de Delft, ubicada a 10 kms. de La Haya, se realizaron en 2004, cuando murieron la princesa Juliana, quien fue reina entre 1948 y 1980, y su esposo el príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld. El viaje ceremonial de La Haya a Delft requiere una operación enorme, en la que participan varios grupos de trabajo dependientes del gobierno holandés (movilidad, seguridad, comunicación, el municipio de La Haya y el municipio de Delft, además de las fuerzas de seguridad e inteligencia que se encargan de custodiar a los dignatarios extranjeros). En la actualidad, tres personas tienen derecho a un funeral real: el rey Guillermo Alejandro, de 52 años, su esposa la reina Máxima, y su madre la ex reina Beatriz, de 81 años de edad, quien abdicó al trono en 2013.

Funerales de la reina Guillermina (1962)
Funerales de la reina Guillermina (1962)

Los grupos de trabajo separados se reúnen anualmente, según reveló el diario holandés De Volkskrant. La reunión de dos días de todos los involucrados se celebró ahora de forma extraordinaria y el Servicio de Información, organismo que actúa como vocero del Gobierno y la Casa Real, no dio detalles a la prensa. Según los presentes, el primer día (lunes 17 de junio), se discutieron las líneas principales de la capilla ardiente en el Salón Central del palacio de Noordeinde.

En el caso de un funeral real, la organización recae en el Ministerio de Asuntos Generales y la Casa Real. El maestro de ceremonias Simon van der Burg y su antecesor en el cargo, Jan Versteeg, aseguraron a los presentes que no había una razón inmediata para ensayos. El segundo día de reuniones, los asistentes llegaron a la conclusión de que la organización ceremonial de un funeral de un miembro de la familia real debe ser organizado por el Ministerio de Defensa, que desplegará miles de soldados y cientos de veteranos a lo largo de la ruta de La Haya a Delft.

Funeral del príncipe Claus (2002)
Funerales del príncipe Claus (2002)

Durante el funeral de la reina Juliana, más de 9.000 miembros de las Fuerzas armadas participaron de las ceremonias, incluyendo a 4.500 efectivos del Real Ejército de Tierra Holandés, de la Armada Real Holandesa y del Real Ejército del Aire Holandés. La guardia de honor formada en el Cour d’Honneur de Noordeinde corrió a cargo de los soldados del Real Ejército de Tierra Holandés y el Cuerpo de Trompetas de los Regimientos Montados. La guardia de honor de la Plaza del Mercado de Delft estuvo compuesta por personal de distintas ramas de las fuerzas armadas, incluyendo el Cuerpo de Soldados de Marina y la Banda de la Armada.

Durante el ejercicio en Noordeinde, bajo la guía del maestro de las caballerizas reales Bert Wassenaar, los caballos fueron vestidos con los ropajes púrpuras tradicionales e hicieron unas vueltas en el patio de los establos reales de Noordeinde. El carruaje con plumas blancas, diseñado por la reina Beatriz, se usó tanto en el funeral de su esposa, el príncipe Claus van Amsberg (fallecido 2002) como en el de la princesa Juliana. Los restos del príncipe Bernardo, veterano de guerra, fueron transportados a Delft a fines de 2004 en un armón de artillería del ejército. Según la tradición, 80 artilleros disparan ocho cañones de 12 kilos con un cañonazo cada 60 segundos desde el momento en que la procesión fúnebre se acerque a la Cripta real hasta que el cuerpo haya sido enterrado.

Funerales de la reina Juliana (2004)
Funerales de la reina Juliana (2004)

Según los planes, después de la muerte de un miembro de la familia real se abrirá una capilla ardiente en el palacio Noordeinde, a la cual podrá asistir la población. El día del funeral, se realiza el viaje en carruaje a la Iglesia Nueva en Delft donde tiene lugar un funeral protestante y el entierro en la Cripta Real. Tanto la iglesia como el mausoleo, ubicado bajo los cimientos del templo del siglo XIV fueron restaurados en los últimos años por artistas, artesanos y otros obreros, creándose un espacio para futuros entierros. El lugar es sitio de enterramiento de los miembros de la dinastía Orange desde la muerte del príncipe Guillermo de Orange, en 1584.

El miembro más longevo de la familia real es la princesa Beatriz, seguida por su cuñado, el profesor Pieter van Vollenhoven (de 80 años) y su hermana, la princesa Margarita (76), pero en años recientes expresaron que quieren ser enterrados en la naturaleza que rodea el castillo de Apeldoorn. Esa variante se ha mencionado en las sesiones en La Haya, pero no se ahondó en el tema. El último miembro de la familia real fallecido fue el príncipe Friso, en 2013, quien fue sepultado en el cementerio de Lage Vuursche (municipio de Baarn), cerca del lugar donde pasó su niñez. En el momento de su muerte, ya no era miembro de la casa real, porque se casó con Mabel Wisse Smit en 2004 sin una ley de consentimiento.

Funerales del príncipe Bernardo (2004)

La Casa Real holandesa es la única familia de los países Bajos que, por imperativo legal, puede elegir si quiere embalsamar el cadáver de sus familiares, mientras los demás holandeses, incluidos príncipes y princesas que no formen parte de la línea sucesoria, pueden hacerlo solo mediante una consentimiento especial del ministro de Salud Pública. Aunque es una tradición ancestral en la Casa de Orange, esta fue rota tanto por la reina Guillermina (muerta en 1962) como por su madre, la reina Emma, quienes manifestaron que deseaban “presentarse ante Dios” en su estado natural. Guillermina dijo que temía que ese estilo pusiera en peligro su resurrección. Los restos mortales de Juliana y los príncipes Claus y Bernardo sí fueron embalsamados.

El hecho de que la mayoría de los Orange hayan sido embalsamados tenía básicamente un fundamento práctico. Antiguamente pasaban semanas e incluso meses entre el fallecimiento y el enterramiento en Delft. Este tiempo se utilizaba para despedir el cuerpo y preparar el entierro, y hacía necesaria una forma de conservar el cadáver mientras tanto. El príncipe Maurits (1557-1625), hijo de Guillermo el Silencioso, fue enterrado cinco meses después de morir mientras su madrastra, la condesa Louise de Coligny, tardó más de siete meses en ser sepultada en la cripta de Delft porque murió en la localidad francesa de Fontainebleau.