Recuperará en un año y medio el brillo del que gozó en la época Borbónica, una restauración indispensable para lo que fue la última gran obra del Rey Sol.
Construida entre 1699 y 1710, la obra maestra de Jules Hardouin-Mansart, de 40 metros de altura, es objeto desde 2018 de trabajos en su techo de plomo y pizarra, su estructura de roble, sus 1.800 vitrales y 3.000 m2 de fachadas, al igual que estatuas y bajorrelieves, todo minuciosamennte revisado, limpiado y reemplazado según el desgaste de los años. Aunque el Rey Sol tuvo pocas oportunidades de disfrutar de su magnífico interior, muchos acontecimientos históricos marcaron la historia de esta capilla, en particular la celebración de la boda del futuro Luis XVI, con María Antonieta de Austria, el 16 de mayo de 1770.
Es la «segunda gran restauración de la capilla» desde su construcción, y la última databa de 1875-1878, afirma Frédéric Didier, arquitecto en jefe de Monumentos Históricos, maestro de obra de la restauración. Estos trabajos forman parte de la «lista de emergencias» de Catherine Pégard cuando llegó a la presidencia del palacio en 2011, recordó la responsable el martes durante una visita para la prensa. El techado de plomo del edificio debe recuperar su lustro de antaño, recubierto de una lámina de oro, como era el caso originalmente.


Durante su primera gran restauración, en el siglo XIX, Francia estaba en guerra y no tenía los medios financieros para recuperar el dorado de los techados. «Hubiera sido indecente. Hoy lo hacemos, porque Versalles lo merece», explica Didier. La restauración se lleva a cabo bajo alta vigilancia, las 24 horas del día, con controles humanos regulares en cada «punto caliente», cámaras térmicas y detectores de humo colocados para prevenir cualquier riesgo de incendio y evitar que se reproduzca la tragedia vivida por la catedral de Notre Dame de París, explica la directora de patrimonio y de los jardines del palacio, Sophie Lemonnier, maestra de obra de los trabajos.
Las dos primeras etapas deben costar 16 millones de euros (unos 18 millones de dólares), financiados por ejemplo por la fundación suiza Philanthropia, que aporta 11 millones. A esto se agrega el apoyo de otros mecenas privados, entre ellos la empresa Saint-Gobain, socio histórico del palacio desde sus orígenes, cuando se llamaba Manufactura Real de cristales. Saint-Gobain se ocupa por otra parte de la restauración de los vitrales de la capilla. Pégard cuenta además con el mecenazgo privado para la restauración de seis de las 28 estatuas monumentales de la balaustrada exterior, que presentan a los evangelistas, apóstoles, padres de la Iglesia y alegorías de las virtudes cristianas. El final de la obra está previsto para 2020.


La construcción de la capilla del Palacio fue una de las mayores obras dentro de un inmenso proyecto de construcción, el más ambicioso de su siglo. Los trabajos de construcción de la capilla culminaron en 1710, cinco años antes de la muerte de Luis XIV. Al exterior, la capilla de Versalles se distingue claramente por su techo más alto que el resto de los edificios y decorado con numerosas esculturas. Es la construcción más alta del castillo, con una altura que alcanza los 44 metros. En su interior, la capilla real tiene dos plantas según la tradición de las capillas palatinas, es decir, las capillas de los palacios. El rey y su familia oían la misa desde la tribuna, en el piso superior. Una imponente columnata de estilo clásico enaltece la capilla.
La construcción costó más de dos millones de libras, de las cuales casi la mitad fue destinada a las decoraciones, absolutamente deslumbrantes. El piso de la capilla está adornado con incrustaciones de hermoso mármol policromado. Más de 110 escultores trabajaron en los decorados y los mejores artistas de la época fueron convocados para realizar las pinturas que adornan el techo y las paredes. Sobre el altar mayor, en el cuarto de esfera de la ábside, un cuadro de Charles de La Fosse representa la resurrección de Cristo. El cuadro de la bóveda es la obra de Antoine Coypel y retrata a Dios Padre en su gloria. La tribuna, en donde en rey se instalaba para escuchar la misa, exhibe una obra de Jean Jouvenet, Pentecostés.
(Con información de AFP)
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