Hassa bint Salman enfrenta un juicio en Francia por su «complicidad de violencia voluntaria con uso o amenaza de un arma».
S.C.
La princesa Hassa bint Salman, hija del rey Salman y hermana del príncipe heredero Mohammed, acusada de haber ordenado a su guardaespaldas que golpeara a un plomero que hacía trabajos en su apartamento parisino en 2016, será juzgada en París el próximo 9 de julio. El juicio se celebrará dos años después de que recibiera una orden de arresto por «complicidad en violencia voluntaria» y, con o sin abogado francés, está previsto que sea juzgada en ausencia, a menos que ella se presente a la audiencia.
Todo ocurrió en septiembre de 2016, cuando un plomero acudió al apartamento de la princesa para realizar trabajos. Según su testimonio, él estaba tomando una foto de la pieza donde tenía que trabajar cuando fue acusado de realizar tomas robadas para venderlas a los medios. Fue entonces cuando la princesa Hassa bint Salmán, según el obrero, dio la orden a su guardaespaldas de golpearlo: «Tienes que matar a ese perro. No merece vivir», le ordenó a su entonces guardaespaldas, según el testimonio ofrecido durante el interrogatorio. El trabajador afirmó que fue golpeado particularmente en la cara, y humillado.
El guardaespaldas supuestamente le ordenó arrodillarse con las manos atadas para besar los pies de la princesa. Después de varias horas pudo salir del apartamento. «Hay que matarlo, este perro no merece vivir», habría dicho la princesa, de acuerdo las palabras del plomero citado por la revista Le Point. En agosto de 2018, el juez de instrucción decidió llevar a la princesa ante un tribunal por «complicidad de violencia voluntaria con uso o amenaza de un arma», «complicidad de secuestro» y «robo» de un teléfono celular, precisó la fuente judicial. Su guardaespaldas, acusado el 1 de octubre de 2016, será juzgado bajo cargos de «robo», «violencia voluntaria con uso o amenaza de un arma» y «secuestro».
Hassa es nieta del rey que fundó la monarquía saudita, Abdulaziz bin Saud. Su madre, la jequesa Sultana bint Turki bint Ahmad Al Sudairi, murió en julio de 2011 a los 71. Su padre, Salman bin Abdulaziz, ascendió al trono saudita en 2015 mientras su hermano, Mohammed, príncipe heredero, es considerado el hombre fuerte del reino. «Es su única hija y es conocida por ser arrogante, temeraria y corrupta», contó un activista saudita con contactos en el gobierno de Riad. No es la primera vez que la familia real saudita se ve envuelta en problemas con la justicia francesa. En marzo de 2013, se ordenó la confiscación provisional de bienes adquiridos en Francia por Maha al Sudaïri, la esposa repudiada del ex príncipe heredero Nayef bin Abdulaziz (quien murió en junio de 2012), debido a facturas impagas. La princesa estuvo en París entre el 22 de diciembre de 2011 y el 17 de junio de 2012, e intentó abandonar su suite del lujoso hotel Shangri-La con unas sesenta personas, dejando una factura impaga de casi 6 millones de euros.