¿Rey de facto? Historiadora revela por qué el príncipe Alberto quiso tener tantos hijos con la reina Victoria


La biógrafa real Lucy Worsley cree que el consorte pensaba que, manteniendo a su esposa embarazada, podría cumplir su sueño de ser «rey en todo excepto de nombre». 

Es visto por muchos historiadores como la figura detrás de algunos de los mejores proyectos nacionales de su tiempo, y un esposo amoroso que apoyó a la reina Victoria durante todo su reinado. “Pero el príncipe Alberto tiene demasiada prensa positiva”, dice la historiadora británica Lucy Worsley, gran conocedora de los secretos de la monarquía. Curadora jefe de la organización Historic Royal Palaces, Worsley creo que el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha (1819-1861) carecía de inteligencia emocional y manipuló a Victoria para sus propios fines, es decir, convertirse en “rey en todo excepto de nombre”, y que su mayor ambición era parte de la razón por la que la reina Victoria dio a luz a tantos niños.

La reina Victoria era una joven de 18 años cuando ascendió al trono, al morir su tío Guillermo IV, y poco después su madre le presentó a su primo, Alberto. Se casaron en 1839 y tuvieron nueve hijos en rápida sucesión. La reina con frecuencia sufrió síntomas que hoy serían diagnosticados como depresión postnatal, y sus síntomas incluían llanto, sensación de desasosiego y trastornos visuales, como ver que las caras de las personas se convierten en gusanos. Tras el nacimiento del séptimo hijo, Victoria se dio cuenta de que ya había tenido suficientes hijos. “Pero Alberto quiso tener más bebés”, dijo Worsley. “Y eso es porque él podía ver que, mientras ella estaba ocupada siendo madre, él podía continuar haciendo de rey rey en todo excepto de nombre, asumiendo algunos de sus deberes, asumiendo algo de su poder”.

En el plano doméstico, las cosas fueron difíciles. Cuando la pareja discutía, el príncipe consorte se mudaba a una habitación diferente y posteriormente escribía una extensa carta en la que le contaría a Victoria por qué estaba equivocada en la discusión. En una carta particularmente dura de 1853 dijo que hablar con ella “fue un terrible desperdicio de un tiempo precioso y de energías que deberían ser utilizadas por otros”.

«Siento que algunos de ustedes están pensando: ‘No, simplemente no creo esto. Alberto es un gran hombre. Es brillante, es un gran intelectual, organizó la Gran Exposición, apoyó la ciencia y el arte y la industria’. Bueno, eso es cierto. Creo que debería haber estado cumpliendo el papel más tradicional como el de una reina o una princesa en esta relación, que era un apoyo único a su cónyuge, lo que no hizo”, dijo la experta, citada por The Times. “Creo que Albert recibe buena prensa de los historiadores la mayor parte del tiempo. En parte porque tenía muchas de las cualidades personales que los historiadores admiran”, opina Worlsley, autora de Queen Victoria, Daugher, Mother, Widow.

“Estaba realmente interesado en los sistemas de archivo”, contó la historiadora sobre el príncipe, cuyo bicentenario de nacimiento se celebra en agosto. “Él era un pensador. Definitivamente tenía un coeficiente intelectual masivo. Pero hoy, en nuestros líderes, creo que valoramos algo un poco diferente a eso, valoramos la inteligencia emocional. Eso, creo que Victoria lo tenía, y él no”. “Esta cualidad la convirtió en una política superior, más instintiva”, dijo Worsley sobre la reina. Por ejemplo, la respuesta de Alberto a la guerra de Crimea fue producir 50 volúmenes de consejos al gobierno diciéndoles cómo podrían hacerlo mejor y, por supuesto, el gobierno lo ignoró. La respuesta de Victoria fue escribir cartas simples a las tropas agradeciéndoles por su sacrificio.

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