El país asiático presenció la primera coronación de un rey después de 69 años en un clima de reverencia y alegría. Basada en rituales budistas e hinduístas y sortilegios de muchos siglos de antigüedad, los tres días de ceremonias reunieron numerosas curiosidades consideradas indispensables para que un príncipe tai se convierta en rey.
UNA CORONA DE 7 KILOS

Durante los rituales de su coronación, el rey Vajiralongokorn de Tailandia, se colocará él mismo la corona de sus antepasados, la Gran Corona de la Victoria o “Phra Maha Phichai Mongkut”. Se trata del artículo más importante entre todas las regalías reales de la dinastía Chakri. Construida por orden del rey Rama I, la corona de varios niveles que simboliza la morada celestial del dios hindú Indra, el Monte Phra Meru, está hecha de oro, esmaltada y adornada con diamantes y otras piedras preciosas. Mide 66 cm de alto y pesa 7,3 kg. En la punta de la corona en forma de cono hay un gran diamante de Calcuta (India), llamado «Phra Maha Wichian Mani» y adquirido por Rama IV. Durante las ceremonias de coronación de los primeros reinados, los reyes Rama I a III solo colocaban la corona junto a ellos al recibirla. Pero más tarde, cuando le Reino de Siam tuvo más contacto con los países europeos, el rey Rama IV comenzó la práctica de colocar la corona sobre su cabeza, para estar más en línea con la idea occidental de la realeza. Su gran peso representa las responsabilidades que el monarca llevará durante su reinado.
UN GATO (DE MENTIRA)

Durante el ritual de la “Toma de Posesión” del palacio real, tras su coronación, el rey Rama X de Tailandia recibió un objeto simbólico muy especial: un gato siamés (mejor dicho, una figura muy realista con forma de gato). La tradición de usar gatos en las ceremonias de la dinastía tailandesa se remonta a varios siglos atrás, y las imágenes de la coronación del rey Rama VII, el tío abuelo del monarca actual, en 1926, muestran una foto grupal con miembros femeninos de la familia real, un gato siamés, una raza que se originó en Tailandia, y un gallo. Algunos creen que esta tradición se debe a que el dueño de una casa nueva debe tener un gato para ahuyentar a las ratas. Otros creen que la costumbre proviene de la creencia de que los gatos expulsan demonios y espíritus malignos, mientras una mayoría cree que estos animales son de buena suerte y la tradición de dar uno a alguien con casa nueva significa un hogar estable. En esta ocasión, la ceremonia real requería el uso de un gato, y se prefirió que fuera una figura para evitar que el animal se ponga nervioso durante las elaboradas ceremonias.
ELEFANTES DE RODILLAS

Provenientes de toda Tailandia, una decena de elefantes, el símbolo nacional tailandés, con accesorios amarillos, el color de la casa real, fueron llevados este martes ante las puertas del Gran Palacio de Bangkok para rendir homenaje al nuevo rey, Rama X. Pintados de rosa con polvos, «los elefantes se arrodillaron para hacer la reverencia y barritaron, como para decir ‘Larga vida al rey’ en la lengua de los elefantes», declaró Reangthonbaht Meepon, que viajó desde Ayutthaya, al norte de Bangkok, con sus elefantes para participar en el acontecimiento. Es uno de los cientos de “mahouts”, o manejadores de elefantes, que, vestidos del amarillo real, cantaron el himno real y se arrodillaron junto a sus animales ante un retrato del monarca. Los tailandeses consideran que los elefantes blancos son un símbolo sagrado del poder real, y un elefante adornó la bandera nacional hasta 1917. Los elefantes no son completamente blancos y, a veces, están pintados para que tengan un color más claro que su parche natural.
LA CONCUBINA REAL

Algunos están comentando la presencia de Sineenat Wongvajirapakdi (en la foto, de traje azul), una mujer a quien señalan como una concubina oficial, en la coronación del rey Rama X de Tailandia, días después de que el monarca se casara con la general y flamante reina Suthida. La poligamia es ilegal en Tailandia desde 1935, aunque tradicionalmente es aceptable tener una «esposa oficial», a quien los padres del esposo habían «adquirido para él»; una segunda “esposa menor”, que el hombre adquirió después de su primer matrimonio; y una “tercera esposa” que ejercía como esclava comprada a la madre y al padre o a sus anteriores dueños. Si bien estas cosas todavía se practican en la cultura tailandesa, se consideran ilegales y los hijos de tales uniones serían considerados ilegítimos. El anterior rey, Bhumibol Adulyadej, fue el primer rey monógamo de la dinastía Chakri, y tampoco se acogió a su derecho de tener concubinas. Su matrimonio con la reina Sirikit duró 67 años. El rey Mongkut, por su parte, tuvo 32 esposas oficiales, decenas y concubinas y 82 hijos; mientras su hijo, el rey Chulalongkorn llegó a tener 77 hijos.
UNA COCINA PARA EL REY

Durante el ritual de toma de posesión de la residencia real, el rey Vajiralongkorn ingresó en el palacio real de Chakrapat Biman, construido como residencia de los gobernantes de la dinastía Chakri que fundó Bangkok en 1782 y ubicado dentro del completo del Gran Palacio. El monarca, acompañado por las mujeres de la familia real, recibió además del mencionado gato siamés, una llave de oro, un mortero de piedra, una bandeja con calabaza verde, otra con semillas de arroz, una tercera con frijoles y una cuarta con semillas de sésamo, granos que representan abundancia y fertilidad en la agricultura tailandesa.
La ceremonia implica que el rey y la reina pasen su primera noche en el Gran Palacio en el Cama de oro construida durante el reinado del rey Rama I, primer rey de su dinastía. Según Rongroj Piromanukul, de la Universidad de Ramkhamhaeng, estos regalos están “influenciados por la cultura china con la creencia de que traerán buena suerte a la casa o al palacio”. Unas horas antes, en su entronización, Vajiralongkorn había recibido otros accesorios reales, como una espada destinada a representar la agudeza de su sabiduría, un cetro real, un batidor y un abanico de moscas para indicar su capacidad para eliminar problemas en la tierra, y zapatillas para mostrar su reino, la base de su poder.