El emperador trabaja


El emperador Naruhito de Japón realizó sus primeros deberes regulares en su nuevo cargo en el Palacio Imperial en Tokio el martes, anunció la Kunaicho, Agencia de la Casa Imperial. El flamante monarca firmó y selló documentos relacionados con una reunión de gabinete, en lo que constituyeron sus primeros deberes en el palacio, a excepción de los rituales para su adhesión el 1 de mayo. La agencia publicó fotografías de él trabajando en su oficina el mismo día.

El emperador, la emperatriz Masako y la princesa Aiko viven actualmente en una residencia imperial de la residencia de Akasaka, cerca del palacio con su familia. Continuará viajando al palacio imperial hasta que el emperador Emérito Akihito y la emperatriz Emerita Michiko se muden a su residencia temporal en Tokio y se completen los trabajos de renovación. El antiguo emperador y la emperatriz finalmente se mudarán a una nueva residencia que se está preparando en Akasaka, el palacio Togu.

En virtud de la Constitución de 1947, el emperador de Japón carece de poder político pero desempeña numerosas labores. Sin ser jefe de Estado ha de cumplir con las atribuciones protocolarias del cargo. Él es quien oficializa el nombramiento del primer ministro, de los miembros del gobierno y del presidente del Tribunal Supremo. Abre las sesiones parlamentarias, promulga las leyes y tratados, se encarga de las condecoraciones y recibe las cartas credenciales de los embajadores. Firma cada año unos mil documentos y además, según Kunaicho, se interesa por el contenido de cada uno de ellos. Las visitas de Estado sólo se califican como tales cuando incluyen un encuentro con el emperador. Los banquetes para los jefes de Estado extranjeros o las cenas o reuniones con dignatarios de visita al país tienen lugar en el palacio imperial.

El emperador y la emperatriz presiden además cientos de ceremonias, recepciones, espectáculos, almuerzos, meriendas y cenas a lo largo de todo el año, juntando en el palacio a muchas personas de horizontes distintos. También reciben en pequeño comité a investigadores, al gobernador del Banco de Japón (BoJ), a representantes de círculos económicos o de organizaciones no gobernamentales y de voluntariado. Los miembros de la familia imperial no tienen derecho a emitir públicamente opiniones que puedan interpretarse políticamente. El emperador debe cumplir con ritos sintoístas, sobre todo con sesiones de oración por los antepasados de la familia imperial en el santuario del palacio. Los soberanos oran además por el felicidad y el bienestar del pueblo, lo que los japoneses consideran su más importante actividad.

Pero aunque no tiene peso político, en los últimos años Naruhito no escondió sus críticas al asfixiante modo de vida al que está sometido la familia imperial japonesa, especialmente en lo relativo al sufrimiento de la emperatriz Masako, a la que le cuesta adaptarse a ese entorno. «En numerosas ocasiones señaló que la casa imperial siempre había tenido que cambiar con las transformaciones de la sociedad. No esperemos, por tanto, que sea una réplica exacta de su padre, aunque haya una cierta continuidad», dijo Kenneth Ruoff, director del centro de estudios japoneses de la Universidad de Portland, en Estados Unidos. «Por ejemplo, hará las cosas con una perspectiva algo más internacional», consideró.

«Deseo sinceramente que nuestro país, de la mano de los países extranjeros, busque la paz mundial y un mayor desarrollo», dijo Naruhito el lunes, en su primer encuentro con el público, cuando miles de personas se presentaron en el palacio imperial. El 126º emperador de Japón hizo una breve aparición en un balcón cubierto de la residencia imperial Tokio, junto a otros miembros de la familia imperial como la emperatriz Masako. En los próximos meses, la Kunaicho se verá enfrascada en los preparativos para la entronización ceremonial, que se organizan para el 22 de octubre, cuando Naruhito y Masako se presentarán en túnicas tradicionales para una ceremonia ritual en el palacio antes de recorrer las calles de Tokio y ofrecer un banquete oficial a líderes y miembros de casas reales de 195 países.