Cómo serán los sagrados rituales de entronización del emperador Naruhito


La ceremonia del próximo 22 de octubre durará apenas 30 minutos, pero su majestuosidad evocará los tiempos en que el emperador de Japón era todavía considerado una divinidad.

Dos ceremonias clave marcaron la conversión del príncipe Naruhito en emperador de Japón este 1 de mayo: la presentación de los Tres Tesoros Imperiales y la primera audiencia con el gobierno y el pueblo, a la que asistió con la emperatriz Masako. Sin embargo, todavía falta la ceremonia más importante: su entronización o Sokuirei-Seiden-no-Gi” en la que, ubicado sobre un majestuoso trono imperial Naruhito anunciará a Japón y al mundo que ya es el 126º emperador. Para la ceremonia central de ascensión al trono se destinaron 1.000 millones de yenes del presupuesto.

La gran ceremonia, a la que se espera que asistan monarcas y jefes de Estado de 195 naciones, tendrá lugar en el imponente Salón de Estado ‘Matsu no ma’ (o Sala de Pino), donde se celebran las audiencias y rituales más importantes de la corte japonesa. En el centro se ubicará el trono “Takamikura”, de 8 toneladas de peso y 6.5 metros de altura que se conserva en la Sala Shishinden del antiguo palacio imperial de Kioto y es llevado a Tokio únicamente para el ascenso imperial.

TAKAMIKURA: EL TRONO IMPERIAL
LOS TRONOS DE LOS EMPERADORES

La tradición indica que el diseño del Takamikura representa el descenso mitológico a la Tierra de Ninigi-no-Mikoto, nieto de la diosa del sol Amaterasu, quien fue enviado por los dioses míticos para gobernar el archipiélago japonés, llamado originariamente Yamato. Naruhito será el 126° sucesor del emperador Jimmu, hijo de Ninigi-no-Mikoto y representante de la monarquía hereditaria más antigua del mundo. Se cree que su linaje se remonta a más de 2.600 años y cuenta con emperadores legendarios cuya existencia todavía se disputa.

El trono será visto por primera vez desde el Sokuirei del emperador Akihito, el 12 de noviembre de 1990. Construido en madera lacada y brocado de seda y coronado por un dosel octogonal, el Takamikura contiene en un centro una silla en cuyo respaldo se ve labrada la imagen del ave fénix. Sobre el dosel hay varias esculturas del ave fénix y pequeños espejos. En el interior de esta estructura serán colocadas la Espada Sagrada y la Joya Sagrada, además los sellos del Estado y del emperador. A su lado se ubicará el trono “Michodai”, parecido pero más pequeño y construido para la emperatriz Teimei en 1912, en el cual se sentará la emperatriz Masako.

ENTRONIZACIÓN DE AKIHITO EN 1990.
ENTRONIZACIÓN TIENE LUGAR EN EL «MATSU NO MA» DEL PALACIO IMPERIAL.

Los emperadores de Japón solo se sientan en este impresionante trono una vez en su vida, cuando anuncian oficialmente que han heredado la corona imperial. Se cree que el Takamikura comenzó a utilizarse por los emperadores del siglo VIII pero ya no se conserva el original. La estructura actual se ha utilizado desde la ceremonia de entronización de 1915 del emperador Yoshihito (1879-1926), póstumamente conocido como el emperador Taisho. Ambos tronos han sufrido algunas transformaciones a través de los tiempos. La última, realizada en 1926, consistió en dotarles de dos asientos al modo occidental, ya que hasta entonces los emperadores se sentaban sobre esteras de tatami y cojines. A derecha e izquierda de los tronos se colocan los oficiales de la ceremonia vestidos con trajes tradicionales, portadores de artículos ceremoniales (la espada y el arco, entre ellos), músicos y guardias, además de los príncipes y princesas de la familia imperial.

Una vez sentado en el trono, el emperador anunciará brevemente su ascenso al trono. En 1990, el emperado Akihito dijo: «Observaré la Constitución de Japón y cumpliré con mis deberes como símbolo del Estado y de la unidad del pueblo, deseando siempre el bienestar de todos, con el mismo espíritu que lo hizo mi padre». El primer ministro dirigirá luego a la audiencia en el grito tradicional “Tenno Heika Banzai” que se traduce como “Diez mil años de vida al emperador”, coreado tres veces por los invitados nacionales con los brazos en alto y bajo el silencio de los dignatarios extranjeros, que deberán ponerse en pie durante esta proclamación.

EL EMPERADOR MEIJI EN SU TRAJE DE CORONACIÓN.
LA EMPERATRIZ TEIMEI EN SU TRAJE DE CORONACIÓN.

Durante la ceremonia, los emperadores vestirán elaborados trajes con varios siglos de tradición. El “Koroken-no-goho”, usado por el emperador, es un traje tradicional (“gosukutai”) de varios kilos de peso que sólo él puede vestir. Consta de una sobrecapa con mangas teñida de color cobre, privativo de los emperadores, y que cubre un kimono interior de seda. El tocado imperial (“ryei no kanmuri”) es un bonete rematado en su parte posterior por un saliente troncocónico al que se sujeta un gallardete de seda.

La ceremonia dará paso a un desfile por Tokio la que los emperadores saludarán a la multitud ya vestidos con ropas occidentales (frac para el monarca, traje blanco y tiara para la emperatriz), antes de volver a sumergirse en la tradición y participar, días más tarde, del “Daijosai”, una de las ceremonias más misteriosas y sagradas de ascensión al trono y que, desde el siglo III, se celebra tras el ascenso al trono siguiendo la tradición de la religión shintoista.

HIROHITO FUE EL ÚLTIMO EMPERADOR ENTRONIZADO EN KIOTO.
KOJUN, CONSORTE DEL EMPERADOR HIROHITO, EN 1928.

Se trata de una magna ceremonia religiosa estrictamente privada que se celebra en un templo shinto por la noche. El emperador, vestido con elaborados ropajes imperiales, acudirá al recinto sagrado “Kashikodokoro”, el sancta sanctorum del Palacio Imperial, para dar las gracias a su antepasada divina, Amaterasu Omikami, por haberle permitido la sucesión al trono. Según la tradición, el emperador dormirá en el lugar sagrado sobre un lecho construido al estilo japonés con paja de arroz.

Algunos especialistas afirman que durante esa ceremonia nocturna, velada a los ojos de los plebeyos, el emperador cohabita carnalmente con la diosa, representada por una sacerdotisa shintoista, reafirmándose (contra la Constitución de 1947) como un “Arahitogami”, una deidad descendiente de deidades. El “Daijosai”, mantenido intacto durante siglos, exige además que el emperador realice ofrendas de bienes materiales a la diosa, que suelen estar representados en unas finas vasijas de porcelana colmadas con arroz. La “Gran ofrenda de arroz” supone una exaltación de la fecundidad, punto central de la religión shinto, simbolizada por el arroz que comparte el emperador con sus antepasados y con las 80.000 divinidades a quienes agradecerá por su coronación.

AKIHITO EN SU «SOKUIREI SEIDEN NO GI» EN 1990.
LA EMPERATRIZ MICHIKO CON UN TRAJE SIMILAR AL QUE VESTIRÁ LA EMPERATRIZ MASAKO.

Se espera que en los meses anteriores a estas ceremonias de octubre se levanten voces contrarias a su celebración. De hecho, el primer día de la Era Reiwa este programa de ascensión al trono fue criticado por grupos protestantes y católicos en Japón alegando que “orientan al país hacia la restauración del estado Shinto y violan el principio básico de la Constitución de que la soberanía reside en el pueblo”, según el diario nipón Asahi Shimbun. También critican el uso de fondos estatales para pagar el “Daijosai”, algo que incluso fue cuestionado por el nuevo príncipe heredero, Akishino: “Me pregunto si es correcto financiar una cosa tan religiosa con dinero público”. «No hay problema constitucional porque los rituales no tienen ninguna influencia sobre la política del país», respondió el gobierno.

VISTA AÉREA DEL PALACIO IMPERIAL DE TOKIO.
EL «KASHIKODOKORO», EL ÁREA MÁS SAGRADA DEL PALACIO IMPERIAL.
EN EL KASHIKODOKORO TIENEN LUGAR LOS RITUALES SHINTO MÁS SAGRADOS DE LA FAMILIA IMPERIAL.