El hijo de los Duques de Sussex tendrá ciudadanía estadounidense desde el momento de su nacimiento


Al ser hijo de Meghan, actriz nacida en EE.UU., el nuevo bisnieto de la reina Isabel II será automáticamente ciudadano de ese país, con derechos y obligaciones.

El bebé real del príncipe Enrique de Inglaterra y de la exactriz Meghan Markle nacerá en cuna de oro, y las autoridades recaudadoras de impuestos en Estados Unidos están deseosas de saber, hasta el último centavo, cuánto vale. El fisco estadounidense tiene un interés especial en ese bebé debido a su doble nacionalidad: británica, por su padre, y estadounidense, por su madre, la duquesa de Sussex. «Cuando uno de los padres es estadounidense y ha residido en Estados Unidos por cinco años, de los cuales al menos dos años después de cumplir los 14, el bebé automáticamente es ciudadano», explicó David Treitel, fundador de American Tax Returns, una consultora para expatriados estadounidenses que viven en Reino Unido.

«Este es el caso de Meghan», agrega Treitel, destacando que es la primera vez que esto ocurre en la familia real británica. Pero la nacionalidad estadounidense viene con una serie de condiciones particularmente restrictivas: como ocurre con cualquier estadounidense que nazca, crezca y muera en cualquier parte del mundo, año tras año el hijo de Enrique y Meghan deberá mostrar al fisco de los EE.UU. que cumplió con sus obligaciones tributarias. Desde el momento de su nacimiento, el dinero depositado en bancos a su nombre por los padres para que lo disfrute en un futuro, deberá ser declarado. Lo mismo que el dinero que le ingrese, por ejemplo, si sus padres deciden que el niño o niña siga los pasos de su madre actriz y actúe en televisión o en películas.

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“Adiós privacidad”, dice Treitel. El fisco estadounidense «logrará saber mucho más sobre la riqueza de la pareja» a través de las declaraciones del bebé y de su madre. «Mucha más información va a llegar a Estados Unidos», asegura. Por ejemplo: el fisco demandará que cualquier regalo valioso al hijo de Meghan y Enrique -y seguramente recibirá unos cuantos…- también sea declarado. «Imaginen que la reina obsequia al bebé un hermoso y especial libro de arte de la colección real, con pinturas de Van Gogh o Miró. Si el regalo vale más de 100.000 dólares, deberá reportarlo», dice Treitel. Sin embargo, los regalos de «baby shower» que Markle recibió recientemente en Nueva York no tendrán que ser reportados si fueron hechos por otros estadounidenses, dijo el experto.Aunque la madre y el bebé deberán presentar formularios que ocuparán por largas horas a sus contadores, posiblemente no tengan que pagar muchos impuestos: pues estos podrían ser compensados por los pagados en Reino Unido, según dijo a The Wall Street Journal la especialista en el tema Laura Saunders.

Los esfuerzos de las autoridades estadounidenses por mantener una vigilancia muy estrecha de sus expatriados puede tener consecuencias importantes para personas cuyo único vínculo con el país es que nacieron allí. Tal es el caso de los llamados «estadounidenses accidentales», que automáticamente recibieron la ciudadanía por haber nacido ahí pero que se fueron del país de muy pequeños y no tienen ningún otro vínculo allí. Tras la adopción en 2010 de la ley Foreign Account Tax Compliance (FATCA), que reemplazó el criterio de nacionalidad con el de domicilio fiscal, esos estadounidenses se ven obligados a declarar sus ingresos a Estados Unidos y en algunos casos también a pagar impuestos.

Muchos de ellos se fueron del país muy pequeños y la Asociación de Estadounidenses Accidentales que les agrupa pidió al presidente Donald Trump el año pasado encontrar una solución a su dilema. Su estatus puede llegar a convertirse en un asunto delicado. Si se niegan a cumplir ante las autoridades estadounidenses, los bancos en sus países de residencia pueden ser sancionados. Entonces, estas entidades pueden negarles servicios como cuentas o hipotecas. En un grado menor, la familia real británica tampoco podrá eludir sus obligaciones fiscales en Estados Unidos: una declaración de impuestos inconsistente puede dar lugar a multas importantes. Pero hay una solución para evitar dolores de cabeza a los contadores de la pareja real: la duquesa de Sussex puede renunciar a su ciudadanía estadounidense. Sin embargo, si lo hiciera, igualmente deberán ser presentadas las declaraciones de impuestos del niño hasta que cumpla 18 años.

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UN NACIMIENTO “PRIVADO”

Los duques de Sussex desean mantener «en privado» todo lo que rodea el nacimiento de su bebé, previsto para la última semana de abril. El príncipe se distingue así de su hermano Guillermo quien junto con su esposa Catalina presentó a sus tres hijos a la prensa mundial en la puerta del hospital inmediatamente después del nacimiento. «El duque y la duquesa de Sussex están muy agradecidos por los buenos deseos que han recibido de gente de todo el Reino Unido y el resto del mundo cuando se preparan para recibir a su bebé», señala el comunicado del palacio. «Sus Altezas Reales han tomado la decisión personal de mantener en privado sus planes en torno a la llegada del bebé», agrega. «El duque y la duquesa están ansiosos por compartir la emocionante noticia con todo el mundo una vez hayan tenido la oportunidad de celebrar en privado y en familia», señala.

Algunos medios de prensa británicos publicaron que la pareja estaría contemplando un parto en casa, lo que también rompería con la tradición que siguieron Guillermo y Catalina de tener a sus hijos en el ala privada del hospital St Mary de Londres. Una fuente citada por el diario The Sun dijo que los duques de Sussex querían un marco «más privado» para el alumbramiento. «Ella solo quiere un parto normal, natural para establecer lazos con su bebé sin tener que matarse en acicalarse y arreglarse el pelo solo para las fotos», dijo la fuente al diario.