Fin de una era: Japón se prepara para cambiar de emperador y de calendario


Este 1 de abril, el gobierno japonés anunciará el nombre de la nueva era imperial, que denominará al reinado del próximo emperador, Naruhito. Una historia milenaria pero muy vigente en la sociedad nipona.

En documentos oficiales japoneses estamos en el año 31 de la era Heisei, que corresponde a los que lleva de reinado el emperador Akihito. Con su abdicación el 30 de abril, el archipiélago cambiará literalmente de época pero ¿cómo se llamará? Tradicionalmente el nombre de la nueva era se anuncia poco después del fallecimiento del emperador, algo imprevisible. El 7 de enero de 1989, cuando Hirohito murió, Japón se encontraba en el año 64 de la era Showa (1926-1989) y de la noche a la mañana pasó a la era Heisei. Esta vez es diferente. El 125º emperador de Japón, Akihito, expresó en 2016 su deseo de retirarse debido a su edad y a su estado de salud. Se adoptó entonces una ley excepcional para permitirle pasar el relevo en vida.

Los preparativos se iniciaron hace meses, al igual que los debates, en el más estricto secreto, para elegir el nombre de la nueva era. Se anunciará solemnemente el lunes 1 de abril a las 11.30 de la mañana (en Tokio), exactamente un mes antes de que el príncipe heredero Naruhito ascienda al trono del Crisantemo. Los fabricantes de calendarios, la administración, los colegios u hospitales usan la fecha de la era en sus documentos, junto a la del calendario gregoriano. Tendrán poco tiempo para organizarse. Las monedas también tienen que ir acuñadas con el nuevo sello.

Hubo casi 250 eras imperiales en 2.000 años

El inicio de la era Heisei fue anunciado el 7 de enero de 1989, al morir el emperador Hirohito.

La práctica de la era («gengo» en japonés) se remonta a la antigua China pero solo sigue vigente en Japón, según los historiadores. «El país tuvo casi 250 eras, o sea muchas más que el número de emperadores, porque antes se acostumbraba a cambiar de nombre después de catástrofes naturales o de acontecimientos relevantes para la vida nacional», explica la periodista Miwa Suziki.

La elección del nombre se hace siguiendo un proceso riguroso que no depende de la Casa Imperial, sino del gobierno. El término seleccionado debe ser inédito, reflejar los ideales de la nación, estar compuesto por dos ideogramas, ser fácil de escribir y de leer y evitar los nombres de personas, compañías o lugares. A modo de ejemplo Heisei significa «culminación de la paz». El nombre de la nueva era imperial (denominado gengo) tiene condiciones: no podrá probablemente comenzar por las letras M, T, S y H, ya presentes en muchos formularios administrativos en referencia a las eras de Japón desde 1868, Meiji, Taisho, Showa y Heisei.

El gengo se procura que sea siempre limitado a no más de dos “kanjis”, o ideogramas, a fin de que sea fácil de escribir y recordar para la población. El gengo de la actual Era Heisei fue tomado de unas memorias históricas escritas en el siglo II por el chino Su Ma Chien y de unos escritos de Confucio. Se dice que cada gengo representa un ideal de una era y en principio consta de dos kanji auspiciosos, que incluyen «hei» (paz), «ei» (eterna), «ten» (cielo) y «an» (seguridad).

El cambio del nombre de la era japonesa de Showa a Heisei, en 1989, costó más de 55.000 millones de dólares a Japón, ya que nombre imperial aparece impreso en todos los formularios oficiales impresos y documentos privados, además de las monedas, pasajes del metro y del ferrocarril, sellos postales, pólizas, fechas de vencimiento de alimentos, periódicos, calendarios, etc… y todo debió ser cambiado.

«Por anticuado que parezca», explica el Japan Times, «el uso de estas eras japonesas sigue siendo muy generalizado en la sociedad actual, teniendo precedencia sobre el calendario gregoriano en una gama de documentos oficiales y documentos de licencia de conducir a tarjetas de seguro de salud y libros bancarios. Para muchos japoneses, gengo es también una parte orgullosa de su identidad, con frases como ‘Heisei umare’ (nacido en Heisei) que se usan con frecuencia entre los jóvenes de hoy para enfatizar en qué época nacieron».

Nostalgia y apuestas

El emperador Akihito abdicará el 30 de abril, tras lo cual se convertirá en el «Emperador emérito». Su hijo ascenderá al trono el 1 de mayo.

Los japoneses se divierten haciendo pronósticos y algunos apuestan una botella vintage de sake del año 1 de la era Heisei (1989). Abundan las exposiciones, los programas de televisión y los artículos de prensa sobre el tema. Un ambiente que contrasta con la melancolía de los últimos meses de la época Showa, cuando Hirohito luchaba contra la muerte, cuenta Junzo Matoba, un alto cargo que participó en la transición en segundo plano.

«Algunos pensaban que era una falta de respeto» preparar la era siguiente mientras el emperador estuviera vivo, declara el octogenario. «Yo tenía que trabajar en secreto». Recuerda las consultas delicadas con expertos, con un ego a veces desmesurado. Se creían el «Monte Fuji», bromea. «Sentía que estaba ante una tarea muy difícil, con una espada de Damocles sobre la cabeza». Finalmente, el anuncio del nuevo nombre se hizo ocho horas después de la defunción del emperador.

La práctica de denominar cada reinado con un gengo (nombre de era) se originó en la antigua China imperial, país que la utilizó hasta la primera década del siglo XX, pero los historiadores aseguran que Japón es el único país en que todavía subsiste esta tradición, a diferencia del calendario gregoriano u occidental utilizado internacionalmente. La primera era imperial nipona comenzó el año 645 bajo el nombre de Taika, cuya procedencia se desconoce, allanando el camino para hasta 247 nombres de la época que conducen a Heisei. Como las eras imperiales no tienen año cero, el 2019 es el 30° año de la Era Heisei.

Será el primer cambio de era de una época informatizada, lo que hace que algunos teman un «error» como se temía con el paso al año 2000. Es complicado, no cabe duda, pero pocos ponen en entredicho el cambio de era. El director del fabricante de calendarios Todan defiende esta práctica. «Es más fácil recordar el pasado con las eras: por ejemplo, nos acordamos de la burbuja que estalló al comienzo de la era Heisei», recalca Kunio Kowaguchi, en referencia al desplome de la economía japonesa en los años 1990.

La era Heisei comenzó con la caída del muro de Berlín y la salida de la consola Gameboy de Nintendo, y fue escenario de catástrofes como el terremoto y el tsunami de marzo de 2011 o el ataque con gas sarín de la secta Aum en el metro de Tokio en 1995. «A los japoneses les encanta partir de cero. Una nueva era, un nuevo estado de ánimo», resume Matoba. El emperador queda asociado para siempre a su era, señal de la importancia concedida a este sistema. Por eso el 1 de mayo Akihito se convertirá en «el emperador Heisei». (S.C.)

Siga leyendo: “Gengo”: una palabra que cambiará a la sociedad japonesa tras la abdicación del emperador Akihito


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