La fabulosa Tiara Vladimir es una de las joyas históricas que exhibe el Palacio de Buckingham, en Londres, hasta el próximo 28 de abril en su exhibición “Russia: Royalty and the Romanovs”, que explora los estrechos vínculos entre la familia real británica y la dinastía Romanov.
Su historia comenzó en 1874, cuando el gran duque Vladimir Alejandrovich, hermano menor del zar Alejandro III, le obsequió esta impresionante joya a su prometida, la duquesa María de Mecklemburgo-Schwerin, para su boda.
Fue diseñada por el joyero de la corte Carl Edvard Bolin y se conoció como «Vladimir Tiara», llamada así por el cliente. Después de la Revolución, la gran duquesa se escondió en Kislovodsk y, gracias a la ayuda del diplomático y anticuario inglés Albert Stopford, pudo sacar su dinero y sus joyas del escondite de San Petersburgo antes de sacarlos de Rusia en 1920. Tras la muerte de la gran duquesa María, su hija vendió las joyas a la reina María de Inglaterra, que legó la tiara a su nieta Isabel II.