El príncipe Alwaleed bin Talal, el hombre más rico de Arabia Saudita y el príncipe más rico del mundo, fue enviado a la cárcel a principios de esta semana desde el Hotel Ritz-Carlton, donde desde noviembre pasado permanecía bajo arresto domiciliario. Junto a él se encontraban detenidos otros 200 príncipes ricos, empresarios y altos funcionarios del gobierno saudita, entre ellos el príncipe Miteeb bin Abdallah, exjefe de la Guardia Nacional e hijo del fallecido rey Abdallah, quien pagó 1,000 millones de dólares como fianza.
Alwaleed, que había sido arrestado en el marco de un operativo anticorrupción impulsado por el rey Salman y su hijo, el príncipe heredero Mohammed, se niega a pagar a Riad mil millones de dólares a modo de fianza. Además de mil millones de dólares, siempre según los medios, el rey Salman le pidió al príncipe que transfiera al Estado el control de algunas de sus empresas, cosa que el millonario saudita, cuyo patrimonio se estima en 18.000 millones de dólares, se niega a hacer. El sobrino del rey saudita se encuentra ahora en una celda de máxima seguridad de la cárcel de Al-Ha’ir, a unos 40 kilómetros al sur de Riad.
Arresto en un hotel de lujo
Desde octubre, el lujoso hotel Ritz-Carlton de Riad sirvió como «jaula de oro» a un enorme número de influyentes hombres de Arabia Saudita arrestados por corrupción o lavado de dinero en una “redada” promocionada por el recientemente proclamado príncipe heredero Mohammed bin Salman, que está reformando considerablemente a la jefatura del Estado saudita. Desde 1932, el poder absoluto está en manos de la Dinastía Saud, y el príncipe considera que este poder condujo a la mayoría de sus parientes a la corrupción, la mafia, el lavado y el narcotráfico.
Las personas detenidas, miembros de la élite saudí, «son tan suaves como la mantequilla y no podrían sobrevivir en una cárcel clásica», escribía un saudí en Twitter. «¡Llévennos con ustedes!», bromeaban otros internautas, que decían querer conocer tales lujos. Otros especulaban sobre quién sería el próximo en ser añadido a la «lista de invitados». La revolucionaria purga del príncipe Mohammed, apoyada totalmente por el rey Salman, condujo a la detención e interrogación de más de 200 personas por presuntos actos de corrupción, por un monto calculado en 100.000 millones de dólares.
El arresto de importantes miembros de la familia real ha provocado una ola de pavor en el reino. Las fuerzas de seguridad bloquearon en tierra aviones privados, al parecer para impedir que personas importantes abandonen el país, indicó una fuente del sector de la aviación, lo que podría hacer temer más arrestos. Y el Ritz-Carlton tuvo que cancelar todas sus reservas para poder alojar a los príncipes detenidos. El joven príncipe heredero, cuya influencia en el poder no deja de crecer, tiene ambiciosos planes de desarrollo económico y prometió que impulsaría una Arabia Saudita «tolerante» y «moderada», un cambio de rumbo en este reino ultraconservador, que aplica una rigurosa versión del islam.
En una entrevista en el New York Times publicada en noviembre, Mohammed declaró que 95% de las personas detenidas había aceptado una «solución» o la restitución al Tesoro saudita del dinero líquido mal adquirido, en el marco de negociaciones.
El sobrino multimillonario del rey
Alwaleed bin Talal, nieto del rey fundador de Arabia Saudita, tiene a sus 62 años una fortuna estimada en 18.700 millones de dólares, según el “Journal”. El diario sostiene que el príncipe cree que entregar esa suma de dinero a cambio de su liberación implicaría una admisión de culpabilidad, por lo que se negó a pagar la fianza, aunque ofreció ceder al Gobierno una importante porción de su empresa KHC, que tiene un valor de mercado de 8.700 millones de dólares.
Si se llega a un acuerdo en ese sentido, el príncipe saudí exigiría mantenerse al frente de la corporación, según el Journal. Bin Talal está acusado de lavado de dinero, sobornos y extorsión, aunque no se conocen detalles sobre esos cargos y sus abogados recibieron el pliego de acusación formal.
A través del KHC, hasta ahora Alwaleed controlaba una cartera de inversiones en empresas tecnológicas como Apple y Twitter, en la que desembolsó 300 millones de dólares en 2011, según datos del fondo saudí. También posee activos en el banco Citigroup, firmas de comunicación como News Corporation, 21st Century Fox y Time Warner y cadenas de hoteles de lujo como Four Seasons, Fairmount, Mövenpick y Swissotel, además del hotel Plaza de Nueva York, entre otros. El príncipe se enorgullecía de controlar personalmente el canal de noticias “Al Arab” y el grupo de entretenimiento Rotana, uno de los más importantes en el mundo árabe, que tiene doce cadenas de televisión, además de radios, productoras de cine y publicaciones.
El presidente estadounidense Donald Trump acusó a algunos de los muchos príncipes, ministros y empresarios arrestados por corrupción en Arabia Saudita de haber «sangrado» al país, mostrando un marcado apoyo al rey Salman y al príncipe heredero luego de esa purga. «Tengo entera confianza en el rey Salman y en el príncipe heredero de Arabia Saudita, saben perfectamente lo que hacen», escribió en Twitter.
Trump, que en el pasado tuvo desavenencias con Alwaleed, afirmó sin titubear: «¡Algunos de los que son tratados duramente han exprimido a su país durante años!». En 2015, antes de que comenzara la carrera presidencial en Estados Unidos, Alwaleed había insultado a Trump a través de Twitter afirmando que era una «desgracia» para el Partido Republicano y para su país y le conminó a retirarse de la campaña, vaticinando, erróneamente, que nunca ganaría.
Hace una semana, once príncipes de la casa real saudita fueron arrestados después de que se reunieran cerca de un palacio histórico de Riad, el Qasr al Hokm, para protestar después de que el gobierno hubiera decidido dejar de pagar sus facturas de agua y electricidad. Los príncipes también reclamaban una compensación por la condena a muerte de uno de sus primos, declarado culpable de asesinato y ejecutado en 2016. Tras su arresto, fueron inculpados de un determinado número de cargos de acusación y detenidos en la prisión de alta seguridad de Al Hayer.